miércoles, 29 de enero de 2014

AÑO PLATÓNICO

Hace dos años que murió George y hoy me detuve para preguntarme en qué lugar me encuentro, cómo están los pesos, si hay tierra a la vista. Veo importante, quizá por mi espíritu de navegante, desempolvar el sextante, pararme a sentir el aroma de las olas en busca de posibles tormentas, comprobar los vientos, ajustar el rumbo. Pero la idea no llegó sola. Se debió a este estado de constante filosofar en el que me sitúa mi hijo mayor y del que disfruto como si hubiera nacido para ser a un tiempo su maestra y su mejor alumna.
Michael quiso que le hablara de La Tierra y de sus movimientos. Investigando de esto y de aquello en Internet, me topé con una frase que me hizo pensar. Tiene que ver con el desplazamiento de los polos. Al parecer el Polo Norte "deriva". Se desplaza hacia Groenlandia. Se mueve a un ritmo que algunos califican de preocupante debido al deshielo. Según Erik Ivins, geofísico del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, este desplazamiento se explica porque la pérdida de masa en un punto determinado de una esfera en rotación hace que su eje se desplace inmediatamente hacia la posición donde se ha producido la pérdida. (Espero que la cita sea correcta pues no la he comprobado hasta la extenuación).
Como soy una mujer muy loca y mi mente no puede dejar de hacer conexiones de cosas que para nadie más tienen nada que ver, me aplico a mi misma lo de la pérdida de masa y lo del eje y me pregunto ¿en cuantos grados se ha desplazado mi norte tras la muerte de George? ¿Dónde tengo el norte? ¿Dónde lo tenía antes? ¿Tenemos norte y sur las personas? ¿Cómo anda mi eje? 
Así es que por todo esto, para analizar mi "deriva", quise hacer balance. El problema es que no sabía qué cuentas debía echar. ¿Qué periodo de tiempo debía escoger para contabilizar pasos, mojones, luchas, momentos importantes o victorias personales? ¿Un año, tres, cinco? Me dije que un año no es suficiente tiempo para acumular nada que merezca la pena. Como siempre, Michael me hizo dudar de esta idea.
-Un año es muchiiiisimo, mamá. La Tierra recorre 930 millones de kilómetros en un año.
-Ya cielito, pero es que resulta que la tierra se traslada por su órbita a 25km por segundo. ¡Por segundo! Yo no soy tan rápida. Soy como la noble y fiable tortuga. 
-Pero sin ser ovípara.
-Así es. Por tanto, yo soy una mujer más de... Años Platónicos. 
-¿Y qué es el Año Platónico?
Richard levanta la vista de sus hombrecillos de LEGO y nos mira con interés.
-Ahí quería yo llegar, Michael. El Año Platónico es el nombre que los astrónomos le pusieron al movimiento de precesión de la tierra.
Richard, al ver que la cosa va de ciencias, se vuelve a inventar historias con Spiderman y Batman.
-¿Precesión?
Un hijo así te acostumbra a repentizar. Cojo una naranja y un cordel y la ensarto en un pincho moruno. Ato el cordel, con naranja y pincho a la lámpara. Richard pasa de los Legos y se viene con nosotros. Hago girar la naranja. Un manchurrón de zumo cae sobre la mesa de la cocina. Michael y Richard disfrutan.
-Esta es la tierra (naranja) y este es su eje (pincho de acero). Al girar, la tierra hace dos movimientos importantes, el de rotación, que es cuando gira sobre sí misma y el de traslación, que es el caminito que recorre en su órbita alrededor del sol. Richard, enciende el sol, por favor. 
Richard va hasta el interruptor de la luz y enciende la lámpara.
-Pero ahora fijaos sólo en el movimiento de rotación y en el eje de la tierra. Bien, pues resulta que este eje de la tierra se bambolea, como, como...
-¿Cómo la peonza cuando empieza a pararse?
-!La madre que te parió! ¡Sí, hijo, como la peonza! ¿Veis que la punta del pincho moruno no se está quieta? El círculo que describe la punta del pincho moruno alrededor del polo físico de la naranja se llama movimiento de precesión de la Tierra. Este movimiento se completa cada 25.000 años, más o menos. Hay quien le llama El Gran Año pero a mí me gusta más Año Platónico. 
-¡Hala! ¿Y esto te lo has sacado de Wikipedia?
-No, esto lo vi en un documental de unos tipos que estudiaban cuál fue la posición de las estrellas en el cielo hace quince mil años porque tenían la teoría de que aquella posición, en concreto la de la constelación de Orión con respecto a la Vía Láctea, es la que copiaron los egipcios para escoger el lugar de las pirámides. 
-Oye, ¿y es verdad que para saber la edad humana de un perro hay que multiplicar sus años por siete?
-¿Hemos cambiado de tema? ¿Te aburro?
-Sí, pero quiero que dejes la naranja en la lámpara. ¿Me contestas a lo de los perros?
Mirando una naranja que cuelga de una lámpara le digo que un año perruno son siete años humanos. Quizá esa sea la respuesta. Siete es un buen número. Me gusta el siete. ¿Qué he hecho en estos últimos siete años? Traslación, rotación, precesión. Un año perruno por siete, son siete años humanos. Hago balance del 2006-2013. Estos son los eventos:
Un cáncer, lucha, un matrimonio, más lucha, una sentencia, dos in-vitro, lucha y amor, dos nacimientos, una muerte, una revelación o varias revelaciones, más amor, menos amor, dos novelas, muchos descubrimientos sobre la realidad de la vida, un duelo, resuelto el misterio de la felicidad, resuelto el verdadero significado del amor, otra novela recién entregada, dos superdotados y una naranja colgando de la lámpara. 
Me digo que navego en la buena dirección aunque a mi alrededor todo sea mar y los gatos de mis vecinas. Me digo que, tal vez, pronto, llegue a algún puerto nuevo y misterioso donde, si tengo un poco de suerte, quizá incluso pueda permitirme otro amor. Richard me saca de mi estupor.
-Mamá... ¿Y porqué la Tierra es como una peonza?
-Porque su superficie no es regular. No es una esfera perfecta. Tiene masas de tierra, masas de agua...
-Eso como cuando los jugadores de cricket se frotan la bola contra los huevos para darle efecto...-le dice Michael a su hermano.
-¿Y cuándo has visto tú un partido de cricket? ¿Acaso lo llevas en los genes?- le digo admirada.
-¡Ay, mamá! ¡Qué loca eres! Me regalaste la bola de papa y me explicaste que tiene una parte lisa y otra rugosa y me dijiste por qué y vimos a los señores del cricket en youtube rascandose los huevos.
-Tienes razón. Lo había olvidado. Como veis, no soy perfecta.
-Nada es perfecto, ni la Tierra, que se mueve loca como una peonza.
-Pues atentos- les digo- Yo creo que no se puede aspirar a mayor perfección que la de la Tierra.
Me miran muy serios. Asimilando conceptos. Muy serio también pregunta el mayor:
-¿Que significa aspirar a algo?
Mmmm. Me planteo como responder a una pregunta aparentemente simple, profundamente compleja. Sus miradas sobre mí son toda una responsabilidad. Richard, atento a la naranja, dice:
-Voy un momentito a apagar el sol.

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